domingo, 21 de marzo de 2021

Tarta de galletas (Ruso falso)

 Seguramente para sorpresa de todos, incluyendo mía... he cumplido, y aquí estoy. Un mes después retomando las recetas. 

Como dije en la entrada anterior, a diferencia de las recetas de mi bisabuela, las de mi abuela son todas repostería. Y, en estos momentos,  me resultan más fáciles de cumplir.

Aviso de antemano, que no descubro América con esta receta, pero allá voy. Como siempre, en cursiva tal y como viene escrita. Sin cursiva, mis comentarios. 

Ruso falso 

La primera pregunta... es ¿POR QUÉ? ¿Por qué ese título? Y si no os lo creéis, aquí la imagen:


Como soy una ignorante de la vida, he buscado en internet, no fuera a ser que este tipo de tarta hiperbásica, tuviera un nombre así.... Esto es lo que me he encontrado en google cuando he buscado "ruso falso" y "ruso falso receta": 



Buscando "ruso falso"
Buscando "receta ruso falso". Es una ensaladilla 
rusa en forma de tarta de queso. 













Así que, si  a alguien se le ocurre el motivo  del nombre para esta receta, que me lo diga. La realidad es que es una tarta de galletas. Fin.

Ingredientes:

100g de mantequilla
4 cucharadas de azúcar
4 onzas de coch chocolate
45 galletas cuadradas 
(+*+*+*) dos tazas de café muy cargado

Mojar en el café las galletas e irlas poniendo en forma de tarta cubriéndolas de la mantequilla muy batida junto con el azúcar y el chocolate hecho muy espeso  y fino. (agregar esto en frío). Se puede, si gusta, adornarlo con almendra  *+*+*+

A ver, la receta más simple no puede ser, voy a comentar mis intrigas/modificaciones:

- He usado chocolate con cacao 70%, que tiene un punto de amargor. Así que en esta ocasión, abuela, he mantenido las 4 cucharadas de azúcar. 

 

 - ¿4 onzas? La verdad es que en mi mente, una onza era un cuadradito de chocolate, y me parecía poquísimo, así que le he arreado la tableta entera (200g, ¡viva yo!). Una vez ya hecha, se me ha ocurrido buscarlo y resultado que una onza, en términos estrictos es algo así como 28.35g, lo que daría lugar a un total de 113.4g. Vamos, que me he pasado 3 pueblos, en teoría. Pero no me arrepiento. Por cierto, le eché un chorrito de leche al cazo. 

- 45 galletas --> la verdad es que que no las he contado de inicio. He usado las que me iban cabiendo por la bandeja que he usado. (Han sido unas 53 galletas creo) 

- No me gusta el café en ninguna de sus formas. Ni bebido, ni con leche, ni un caramelo de café. Así que a este punto renuncié desde el principio. Así que aquí es la principal modificación: he usado leche con canela. Y sí... me pasé un poco con la canela porque se me ocurrió abrir el bote por el agujero amplio y casi agoto las existencias de canela de todo el país. 

 


Lo demás, muy sencillo. Una capita de galletas mojadas. Otra de chocolate. Decidí hacer hasta que casi se me terminase el chocolate, que fueron 5 capas de galletas. 

 

Como me sobró un poco de chocolate y me sabía mal no usarlo, usé estos moldes y quedó esta cutrería que veis arriba. 

No entiendo lo que pone después de almendras... así que usé almendras. Me confundí y eran tostadas y con sal.. pero bueno.

AHHH, mi toque personal... como me pareció poca canela... espolvoreé un poco por encima. 

En cuanto al resultado final, me pareció bastante empalagosa, y eso que era de chocolate negro. Pero bueno. Decidí hacer esta mezcla con fresas y fenomenal:


Tiempo: 15 minutos. Lo que tardas en montarla. Mientras fundes la el chocolate y la mantequilla, preparas lo otro. (Y lo que tarda en enfriarse en nevera... Con 3 horas va sobrado)


Nivel de dificultad: Muy fácil (hasta para mí...) Vamos, que no me siento para nada realizada. 

Posibilidades de carbonización: casi nulas, a menos que quemes el chocolate en la olla. Es lo bueno de que no hace falta horno.

Modificaciones a la receta: las que quieras. Puedes usar el tipo de chocolate que quieras, se me ocurre que adornar con lacasitos, o con frambuesas, quedaría estupendo. En mi caso, lo del café, como que no. Y, sinceramente, el nombre de la receta. Y viendo lo empalagosa y densa que me ha parecido, mezclarla con frutas (o intercalando en las capas) como fresas o plátanos, haría que fuera más ligera y le da un toque de frescor. 


 La verdad, es que pese a lo sencilla que es esta receta, es la primera vez que la hacía. Recuerdo que la primera vez que probé algo parecido, fue en casa de mis tíos, creo que en el primer cumpleaños de mi prima Elvira (hablamos de hace 25 años...) En ese momento, me pareció la tarta más rica que había probado en toda mi vida. Creo que ella la hizo mezclada con crema pastelera. 

Se haga como se haga, me parece una receta súper agradecida. No cuesta nada y es muy resultona. 

jueves, 18 de febrero de 2021

La famosa tarta de limón de mi abuela

 En el borrador de este blog, quedó pendiente de completar una entrada iniciada el 25 de enero de 2018. Solo 5 días después de que falleciera mi abuela Maruja con 95 años. Esta foto es solo de unos días antes. 

Me encanta cómo nos seguía el rollo, supongo que para que le dejásemos un poco en paz. Ahí ya estaba algo cansada. Ni siquiera tenía muchas granas de contar las mismas historias en bucle. Pero bueno, no renunció a la sesión de fotos. 

Así que, el humilde homenaje que pretendía hacer, se quedó un poco en el aire y ha llevado a  más de 5 años de silencio a este blog. 

En cualquier caso, lo que creo que queda claro , es que mi abuela Maruja cocinaba muy bien. No sé si intentar hacer sus recetas será un homenaje o todo lo contrario...

Sus buñuelos eran muy deseados. Recuerdo los de chocolate especialmente y los de limón (sobre todo porque no he visto muchos buñuelos rellenos de crema de limón). Y el otro día, tuve un grandísimo antojo de la tarta de limón que hacía mi abuela... 

Todo el mundo sabe que soy una fanática del queso y del chocolate. Pero no todo el mundo sabe... que tengo una extraña apetencia por el limón. Y que, a mis 33 años, sigo comiéndome el limón de los refrescos a bocados (y no tengo vergüenza en pedirle el limón al resto de los comensales). 

Problema: consulté el famoso libro de recetas de mi bisabuela y abuela, y ...¡SORPRESA! ¡No sale la tarta de limón!. Es curioso que, a excepción de una receta, todas las que ha añadido mi abuela al libro, son repostería pura y dura. Tartas, bizcochos, galletas... de todas las clases y sabores. Pero no aparece la tarta de limón. Mi decepción llevó a pedirle a la desesperada la receta a mi tía Maribel. 

Procedo (en cursiva y azul cómo se encuentra escrita la receta. Sin cursiva y en negro, mis comentarios)


Receta de tarta de limón: 

Ingredientes: 

Masa quebrada. La puedes hacer o comprar. 

Crema:

6 huevos

340g de azúcar

85g de maicena

40g de mantequilla

250ml de zumo de limón

 Ralladura de un limón


Merengue:

4 claras (de los huevos anteriores)

50g de azúcar

Almíbar: 100g de azúcar. 51ml de agua


Bien... la masa quebrada, por supuesto que la compré. Lo de hacerla es solo si quieres complicarte aún más la vida (como si una pandemia no fuera suficiente complicación)

Importante precisar que para la crema hacen falta 2 huevos completos y 4 yemas (luego lo aclarará... pero inicialmente me planté con una docena de huevos sobre la encimera). Es decir, en total 6 huevos para toda la tarta. Reconozco que aquí hice mi primera  modificación y eché 7, porque me parecían un poco pequeños los que tenía. Continúo.

Pones la masa en el horno, la pinchas con un tenedor y horneas 15 minutos a 180º hasta que esté dorada (no quemada) y la retiras y reservas. 

(Siento como si ese "no quemada" subrayado se escribiera pensando en mí. ¡Irene,no la cagues! Lo bueno de tener electrodomésticos nuevos, es que todos tienen temporizadores, y si los usas, es complicado cagarla demasiado. Por cierto. Aunque parezca evidente, tuve que comprar un molde para la tarta... me decidí por uno de los chinos que es de demoldado fácil. 6 euros. No apto para lavavajillas... en fin. Pero con las medidas de confinamiento, como todo cierra a las 18:00 h, no pude ir a comprarlo a otro sitio) 

CREMA:

4 yemas de los huevos + dos huevos (sin cáscara)  Los bates hasta hacer una mezcla homogénea. Le vas echando el azúcar y la maicena .

En un cazo pones el zumo de limón, la ralladura y la mantequilla y dejas que se derrita la mantequilla. Lo retiras del fuego. Le añades la crema de la yema y maicena y lo mezclas hasta que espese. El fuego que no esté muy fuerte.  

Ok... soy un desastre culinario andante... pero de verdad que no se me habría ocurrido ponerlos con la cáscara... jaja. Aún así, aprecio cualquier tipo de aclaración, por obvia que parezca. Añado: espesar es relativo y el fuego no muy fuerte también (creo que lo puse al 5 en mi cocina de inducción). Recomiendo remover (algo que no aclara la receta) porque estaba tan preocuada con el merengue, que se me olvidó ese pequeño detalle y se me formó una capa en el fondo de la cazuela. No se quemó y me lo comí a cucharadas al día siguiente. Así que no fue tan dramático. 

MERENGUE:

HACES EL ALMÍBAR CON el azúcar y el agua. 

Bate las claras a punto de nieve con el azúcar. Cuando esté a punto de nieve, sigues batiendo y vas añadiendo el almíbar muy despacito.

¡¡Momento crítico, señoras y señores!! EL ALMÍBAR. ¿Cómo que el almíbar? Cuando leí la lista de ingredientes, obvié esa parte. Aquí sí que hubo momentos dramáticos. Lo primero que hice fue escribir a la desesperada a mi tía Maribel: ¿ES IMPRESCINDIBLE EL ALMÍBAR? Necesitaba una respuesta inmediata. Pero era todo demasiado tarde. La nieve del punto se me estaba chafando, la crema se me estaba pegando. Sentía el fracaso. Volví a leer la receta.  No me lo podía creer... es que encima lo ponía en mayúsculas: "HACES EL ALMÍBAR"... vamos, que no me quedaba otra. Que parecía que  había que hacerlo. El problema es que mis conocimientos de almíbar no iban más allá de "melocotón en almíbar". Vamos, que es que en ese momento yo no sabía ni que el almíbar se podía hacer en casa.  Pensaba que venía en latas.  Mi tía no me contestaba. Leo los ingredientes (sí, sí... leedlos...): 51 ml de agua. ¿En serio? ¿51? ¿No podían ser 50? No dejaba de flipar. Por un momento pensaba que igual ponía  "5"... Necesitaba algo rápido. Busqué en internet qué mierdas era el almíbar (básicamente es una disolución saturada de azúcar en agua). Con eso me quedó claro que tenía que ser 51, porque a ver cómo disolvía yo 100g de azúcar en 5 ml de agua. Aquí hice mi segunda modificación. Abuela, puse 50 ml. Lo de los 51 sigo sin entenderlo. Os aclaro que hice lo que pude... lo dejé un poco al fuego (como 10 minutos) mientras seguía batiendo las claras. Cuando vi que parecía que estaba más o menos, empecé a echarlo.

Mi tía me respondió después, diciendo que imprescindible no era. Que simplemente quedaría más chicloso el merengue. Vamos, tanto disgusto y tanta mayúscula para nada. 

Finalizo:

Luego  montas la tarta:

Masa quebrada

Crema

Merengue

Para tostar el merengue subes el horno al máximo en la parte de arriba y le das un golpe de calor a la tarta montada.

Aquí, mucho cuidado. No te separes del horno porque el merengue es blanco y en un segundo está tostado. 


RESULTADO FINAL 

(No hay fotos del proceso, porque demasiado tuve con no cagarla)



Tiempo: 45 minutos - 1 hora (según la cantidad de azúcar que derrames) 

Mi tía me dijo que era muy fácil y muy rápida. Obviamente esas palabras me hicieron pensar que se hacía en 15-20 minutos.  

Nivel de dificultad: Medio (Fácil si sabes lo que es el almíbar antes de empezar la receta)

Posibilidades de carbonización: Altas si no vigilas lo de tostar el merengue al final. 

Modificaciones a la receta: La tarta está buenísima, abuela. Me comí la mitad yo solita y comería esta tarta todos los días de mi vida. Pero se nota que está basada en una época donde a la gente le daba igual quedarse ciega o que le amputasen una pierna por una diabetes. Así que, mi recomendación (y así lo haré la próxima vez... es que me sabía mal adulterar la receta a las primeras de cambio...) es REDUCIR la cantidad de azúcar en todos los pasos (menos en el almíbar, porque por lo visto no sale bien si no, según lo que he leído después de hacerme experta en almíbar). De verdad... no hace falta tantísima cantidad. 

Espero que os haya gustado. Me he propuesto (ahora mismo.... vamos), hacer una receta al mes de la respostería escrita en el librito. Pero no prometo nada... jaja

sábado, 9 de enero de 2016

La NO receta de judías pintas y mis primeras catástrofes con la olla express

Lo siento, abuela... cualquier de las dos...
Acabo de cometer un alimenticidio...

Sé que este blog era para publicar las recetas que tiene apuntadas mi abuela, y  las de mi bisabuela y todas estas historias. Pero oye... una cocina lo que puede y cuando puede. Y que mi especialidad son los crêpes, lo sabe media España. (Digamos que es lo único que me sale así como "decente")

Pues nada... en esto que volvía yo de trabajar una mañana de sábado cualquiera (pongamos HOY, por ejemplo) y llego a las 14:30. Genial. Súper pronto. Acostumbrada a comer  a las 4 de la tarde... hoy prometía.
Había pasado por la frutería antes y ya me disponía yo a comenzar mi plan post-navidad: verduritas y tal...

Cuando de pronto... me acuerdo de que tengo una olla express... ¡¡genial!! Una amiga mía y de mi madre, quería regalarme algo, y mi madre le sugirió la olla express... (podría haberle sugerido un viaje al Caribe, pero vaya... cosas de madres...) Ahí. reluciente... sin estrenar... desde hará como tres meses.



En ese instante me acuerdo de que tengo una bolsa de judías pintas que las compré específicamente porque tenía una olla express... ¡¡¡12 años hará que no como judías pintas!!! DE HOY NO PASA


Busco una receta rápido por internet. Una sencillita de estas que no tienen ingredientes raros de los que nadie tiene en casa. La encuentro, echo las judías, echo las patatas, echo cuatro condimentos más... Esto promete...
RESULTADO EN MI MENTE..



Y prometía... prometía ser un rotundo fracaso, evidentemente.

Primero de todo que hay tres cosas a las que les tengo miedo...: a los parques de atracciones con sus cosas por las alturas, a las cucarachas voladoras... y a las ollas express.

Y es que  los electrodomésticos están en mi contra. No sé por qué no le tengo miedo al horno... porque en 4 meses llevo dos quemaduras (una de ellas con una cicatriz en el brazo que promete quedarse para siempre.

Pues en esas estaba yo... siguiendo fielmente las instrucciones y que yo veía que no... que eso soltaba mucho vapor... que a mí lo de que se llenaran los azulejos y las hornillas de agua apimentonada no me terminaba de convencer... pero que mientras yo no me quemara... Malo tenía que ser.

El momento de abrir la olla llegó. Y armé la marimorena. Me puse un abrigo por delante para ponerme la capucha sobre la cara modo "astronauta" porque ¡¡¡yo no me quemaba!!!

TRANQUILIDAD.... señores... porque quemarme no me quemé ni un poquito.

Pero lo que asomaba al abrir la olla... distaba mucho de ser comestible...
Un caldo que era como agua mezclada con barro... Patatas medio crudas... y unas tristes judías pintas al fondo y ahí medio securrias y arrugadas.

Empiezo a consultar en el oráculo de los sabios (facebook) a ver qué es lo que me ha podido pasar.
"que no lo has tenido el tiempo suficiente" (ok... hasta ahí llegaba... era más que evidente)
... "¿has puesto a remojo las judías?" ¿¿¿¿CÓMOOOOORRRRRRR????


¡¡¡¡O sea... que ahora si uno quiere comer judías o garbanzos, tiene que saberlo con al menos un día de antelación!!!!! ¡¡¡¡Con lo improvisada que es mi vida!!!! ¡¡Lo que me faltaba!!

¡¡¡Pues vaya mierda la olla express!!!

Conclusión... como de improvisar se trataba... me hice un sandwich (al final comí a las 4... claro...)

Y terminé por "cocer" el mejunje al modo tradicional (hasta que resultó en una pasta extraña... eso sí... las patatas hechas y las judías también) Mañana igual las pruebo...


Ahora es cuando entiendo la indicación de la bolsa de las judías: 80-100 g por persona en peso seco... (Sí... soy muy pava... y cuando lo leí pensé que quién quería saber el peso ya cocinado una vez que la habías cagado en cuanto a la cantidad... Eso sí...¡ahí no pone nada del remojo! Qué indignación)

Dicho esto... no pongo fotos porque no quiero quitarle el apetito a nadie. La cocina está hecha un asco, salpicada por doquier...  En fin... imaginaos lo peor y multiplicarlo por 10... Pues os quedáis cortos. 

lunes, 21 de septiembre de 2015

¡¡¡Felicidades, abuela Maruja!!!

Mi abuela Maruja probando mis mostachones
Piiii. Piiii. Piiii. Piii...

- Abuela, ¿sabes quién soy
- Pues, Irene
- ¿Pero porque lo sabes o porque te lo han dicho?
- Lo sé... estaba esperando a que llamaras.
- ¿Y sabes qué día es mañana?
- 22...  - se ve que hoy está escasa de palabras y hay que sacarle datos con sacacorchos
- ¿22 de qué?
- 22 de septiembre
- ¿Y eso qué significa - Yo también es que someto a la mujer a un tercer grado en cada llamada...




- Pues nada... que soy un año más vieja
- ¿Pero sabes cuántos años cumples?
- Pues no sé... ochentaitantos o 90... nací en el 22...
- 93, abuela... ¡¡cumples 93!! ¿Qué tal estás?
- Bien, gracias a Dios

Y así seguía una conversación en la que me das las gracias por llamar, cuando lo que tendría que ser delito sería no acordarme...
Mañana tengo guardia, abuela, así que no te puedo llamar.

Aunque a veces en tu mirada intuya el deseo de volver a ver a tu marido y a tu hijita Almudena, deseo... ¡¡que cumplas muchos más!! Y que siempre respondas al qué tal, con un "bien, gracias a Dios". Que si aún estás pisando la tierra es porque sigues haciéndonos falta... y porque el Dios a quien das gracias, aún tiene planes para ti por aquí. Así que... sin prisa y con la misma alegría de siempre.

Filipenses 1:6

PD: Ya sabes que mi regalo es que mi madre te deje comer con sal...  ¡que te lo dice tu nieta que es médica!

Zampando y zampando la señora...


Y a mi otra abuela... la que mañana no cumple años. La que probablemente no se acuerde de mi nombre la próxima vez que la vea...

Hoy ya estabas acostada cuando llamé, pero ayer me acordé especialmente de ti. Seguro que tú no te acuerdas de haberme hecho esas toallas... Las tengo guardadas desde hace... qué sé yo, más de 15 años. Parte de mi ajuar (cómo me gusta esa palabra) En algún momento pensé que no tendría que usarlo antes de que me casara, pero es que ... ¡¡ya vivo sola!! Si las guardo más tiempo, caducarán.
Reconozco que de niña me parecían las toallas más bonitas que podían existir... Que en mi adolescencia me parecían las toallas más cursis que podían existir...
Y que ahora... ahora no sé si es que me volví cursi, pero me parece que queda tan bonito el baño con sus tres toallas conjuntadas...




sábado, 9 de mayo de 2015

Patatas a la italiana

Hará unas semanas desde que hicimos esta receta...
Me propuse repetir los mostachones (y me salieron PERFECTOS, no es porque lo diga yo... parecían de bollería...) y al mismo tiempo hacer alguna otra receta.

Algo que pareciera fácil, con pocos ingredientes (porque no tenía tiempo de ir a la compra) y que fuera salado...

Y entre las recetas de mi bisabuela Amelia me encontré la de las Patatas a la italiana.

Os transcribo tal cual está escrita (en negrita y cursiva sus palabras)

Patatas a la italiana 
Se cuecen y parten como en el caso anterior (eso... tú facilita la receta... me tuve que leer la anterior y ponía lo siguuiente: "después de cocidas las patatas en agua bastante salada, se pelan y se parten en rodajas grandecitas") Con un par de las que resulten más blancas, en el mortero, añadiendo yemas batidas, aceite en bastante proporción (me encanta que sea tan ... exacta con las medidas), vinagre y sal, se hace una salsa espesa. Luego de espolvorear las patatas con un poquitín de pimienta, se las recubre de salsa, se riega ésta con ralladuras de queso y en el horno se termina el incidente. (este final me encanta... aunque yo traduciría con que en el horno se termina el accidente) 


Cuando le expliqué la receta a mi madre... me dijo que seguramente no la había hecho en realidad... que sólo se la había imaginado... porque no tenía ni pies ni cabeza.

Pero oye... yo ya estaba ahí con las cazuelas preparadas, así que no había marcha atrás. 

Así que os explico el desastre lo que hice yo. ¡¡¡¡He de decir que no me dejaron que modificara nada!!!! (el enanito, especialmente) Me insistieron en que no podía tunear las recetas... pero esta vez, mi escasa intuición culinaria me habría dado la razón, lo aseguro. 



1) Sin estar muy convencida de lo que hacía... puse unas cuantas patatas a hervir, con agua "bastante" salada... Vamos... que le eché un poco de sal, pero que no entendía muy bien lo de salar el agua cuando luego se iban a pelar... 


2) Pelé las patatas... Elegí dos... que de blancas tenían poco... (pensé que igual quería decir las que fueran más blandas... se me escapan un poco las indicaciones de la buena mujer)

El resto las corté en rodajas, las puse en una fuente. Les eché un poco de pimienta.. y me puse con las otras dos.





3) Metí esas dos patatas directamente en el mortero... y le di con todas mis ganas... con el absoluto convencimiento a esas alturas de la película de que unas patatas cubiertas por salsa de patata sin duda no podría ser la mejor de las ideas...

Cada vez tenía más claro que mi bisabuela, en un ataque de hambre la pobre... se lo había inventado ("¿quién iba a tener patatas en plena Guerra Civil?... O si tenía patatas... ¿de dónde sacaba el aceite en abundancia?")
Mi madre dice que por lo visto era buena cocinera... Yo no me permito dudar habiendo hecho solo una de las recetas... ¡¡¡pero en serio!!! es como si hacemos una ensalada de lechuga y el aliño es... ¡¡¡lechuga machacada con un mortero!!!

Pero ¡¡¡insisto!!! no me dejaron modificar la receta, así que seguí fielmente las "indicaciones"

Aspecto extraño....
Eché dos yemas de huevo. Eché aceite... (bastante... porque con dos patatas... eso era una masa extraña... así que hasta que conseguí darle un poco de fluidez al asunto) eché vinagre y eché sal.
Y con toda mi fe en la receta por los suelos... cubrí las rodajas de patata y le advertí a mi padre de que no hacía falta que las probase cuando estuvieran hechas.



4) Añadí queso para gratinar... y metí al horno.


Antes del horno...
Después del horno...




RESULTADO FINAL (quedó muy aparente... parecía que iba a estar bueno, incluso)




Opiniones personales:
Al no ser una salsa muy líquida (igual si hubiera echado solo una patata en vez de dos, habría quedado algo mejor...) las patatas sobre las que estaba no se impregnaron para nada... Así que sabían simplemente a patatas cocidas con un poquito (poquiiiiiito) de pimienta. Vamos... una sosería.

SIN EMBARGO la salsa de arriba estaba ¡¡¡buena!!! Excelente no... pero creo que con menos patata y añadiendo queso fundido, quizás...  puede ser un apaño de salsa para alguna otra cosa (igual para alguna carne, no sé...) De modo que no descarto usarla para eso.

Las patatas... si lo volviera a hacer... las asaría... y ya vería qué les echo por encima... lo de cocerlas para echarles un poco de pimienta... como que no.

Cada vez estoy más convencida de que mi bisabuela no hizo la receta... en serio... jaja

Nivel de dificultad: FÁCIL
Posibilidades de carbonización: medias (la receta no da ni para eso...)


SE ME OLVIDABA...

En la receta se usan dos yemas... ¿y qué hacer con las claras?

Yo lo tenía clarísimo... ¡¡¡HICE MERENGUE!!!

En realidad quedó en un intento... porque mi madre, en "su afán por ayudar" (es culo veo, culo quiero...) agarró la batidora, y no sé qué le hizo pensar que yo cuando batía sujetaba el vaso ¡¡¡sin motivo!!! 
En su demostración acerca de cómo usar la batidora sin parecer una histérica... los merengues terminaron así...




sábado, 4 de abril de 2015

Mostachones

¡Y con esta receta inauguro realmente el blog!

Ayer, en un ataque de aburrimiento, busqué una receta facilona que no requiriese ingredientes rarillos. El frigorífico de mis padres, por motivos que desconozco, está pelao, así que una receta de 3 ingredientes para entretener el hambre en viernes santo, venía que ni pintada.

Además, tenía a mi favor que mis padres no sabían lo que eran los mostachones (dulce típico de Utrera, Sevilla) Así que por muy mal que salieran, a menos que confundiera el azúcar con la sal, se lo podría vender como "es que son así".

Sin más dilaciones... procedo a escribir la receta tal y como se encuentra escrita y después la desarrollo tal y como me fue a mí:

MOSTACHONES (para guardar)
Ingredientes:
1/4 Kg (250g) de azúcar1/4 Kg (250g) de harina3 huevos
Se baten bien los huevos y se le añade el azúcar. Una vez bien mezclado se añade la harina.Una vez hecha la masa se pone en cucharaditas en una lata previamente untada de mantequilla y se mete al horno hasta que estén doraditos. Se pone también raspadura de cáscara de limón. 
Fácil, ¿no?

Bueno... pues aquí entran mis modificaciones y adaptaciones a la receta:

Usé 4 huevos en vez de 3 (porque yo lo valgo). El resto de ingredientes básicos fueron iguales (aunque considero que se pueden hacer con menos azúcar. Si lo vuelvo a intentar, probaré con 200g)  Con esta cantidad da para un total de 24-25 mostachones.

Para batir bien los huevos (como dice mi abuela) decidí separar las yemas de las claras y batir hasta un punto "parecido" al punto de nieve (vamos, que cuando se me cansó la mano y lo vi blanquito, paré) Y sí... intenté usar el cacharro del demonio, que es la batidora con varillas... pero la apagué en el mismo instante en el empezó a llover clara de huevo por toda la cocina. 


Después añadí las yemas y el azúcar. 

Claras batidas
Clara + yema + azúcar

Finalmente puse la harina y removí con una cuchara de madera. Quedó una textura más o menos pastosa. (Y la probé, y en crudo sabía riquísima)

Intenté lo de la ralladura de limón. Pero cuando rallaba... ¡¡salía zumo!!. Lo intenté con una naranja y más de lo mismo... Así que en pleno auge culinario... para dar sabor, le eché canela (totalmente recomendado si lo hacéis... pero procurad no echar medio bote como hice yo)



Calenté un poco de margarina y corté papel de aluminio en cuadrados y fui untando (esto es perfectamente sustituible por papel vegetal, pero en mi casa creo que no saben lo que es... Cuando le pregunté a mi madre casi se pone a buscar en el armario de las cartulinas (me da que lo relacionó con el "papel cebolla", que igual vale también, quién sabe...)




Se echa un poco de masa con una cuchara mismamente. Si la consistencia es correcta se expande un poquito hasta que queda así de bonito (aunque lo ideal es echar un poco menos que eso, porque en el horno crecen un poco)


Metí la primera bandeja en el horno, mientras me entretenía en ver si conseguía sacarle al limón algo de ralladura en vez de zumo... Cortaba cuidadosamente el papel de aluminio... pintaba con margarina... Esperaba a que se dorasen un poco... Miro... nada. Sigo a lo mío... Miro... ¡¡¡bien!!! ¡¡¡Mostachones carbonizados!!!!

Pero no os dejéis llevar por su aspecto... quedan modo "bizcochos Noel". Duros, crujientes... vamos... nada que ver con un mostachón. Pero con leche están ¡¡buenísimos!! Así que no los tiréis. (En mi casa casi son los que más éxito tienen)
Mostachones carbonizados.


Los carbonizados por dentro

Los siguientes los dejé mucho menos tiempo. Ni dorados ni nada...  (y bajé la temperatura del  horno a 180ºLos tocaba con una cucharilla por encima y cuando veía que estaban consistentes, pero se hundía un poco la masa, los saqué y los dejé reposar un poquito fuera. (Quedaron del color de la última foto)
Finalmente los guardé en grupitos de varios (hice una separación racial entre carbonizados, caucáiscos y albinos... ¡¡para todos los gustos!!) metidos en bolsas de plástico de congelar para que se conserven. No hay que dejarlos al aire que si no se petrifican. (Aclaro que las bolsas no son para congelarlos... sino que son las bolsitas que encontré para conservarlos mejor a temperatura ambiente. También se pueden meter en tápers) 






Y eso es todo.


Nivel de dificultad: Fácil
Posibilidades de carbonizar: 100%

viernes, 3 de abril de 2015

Cocinando con la abuela Maruja... ¡¡Presentación!!

¡¡Bienvenidos!!

Hola, soy Irene... probablemente me recuerden de otros blogs como... Cartas a un Umpa Lumpa o De fútbol y de medicina...  

A algunos puede que les parezca que no actualizo lo suficiente en ellos... Pero entonces, ¿por qué otro blog? ¿Me ha vuelto más  loca el MIR?

Hace muuuuchos meses, en una de las visitas a la casa de mi abuela, me adjudicó como herencia en vida una libreta roñosa arreglada con cinta aislante blanca en la que en primera página figuraba lo siguiente:



Recetas culinarias copiadas para distraer el hambre.
 Mayo del año 1938. Amelia

Vaya por Dios... ¿¿un cuaderno de recetas?? Y yo que antes de abrirlo aún suspiraba porque fuera un mapa de un tesoro para hacerme millonaria y mandar la carrera a la porra...
Me quedé con ganas de decirle... ¡¡pero abuela... que a mí todavía me cuesta diferenciar el azúcar de la sal aunque lo pruebe!!!

Una vez hecho el cuerpo a que eso era lo que me había tocado... leí con detenimiento:  Amelia en 1938. Que viene a ser la madre de mi abuela (la mitad de las recetas le pertenecen a ella. La otra mitad son de su hija: mi abuela Maruja, vamos) 

Como aún estoy con la resaca post-MIR y me sigue costando concentrarme en cualquier escrito que se salga de la temática médica... anoche me dio por leer la libreta roñosa de recetas. Y en un ataque de aburrimiento de hoy, me dio por probar una que era parecía sencillita. 

Se me ocurrió que podría compartir este legado con mis tíos, primos, demás familia y de paso el resto de la blogosfera...

Y aquí estoy.

Cada vez que haga alguna receta, mi bisabuela Amelia se revolverá en su tumba... pero igualmente la publicaré por aquí.

Sed todos bienvenidos